Groenlandia 2011

Viaje de 17 días realizado entre los meses de Julio y Agosto del 2011. 7 personas.

Una travesía en kayak combinada con diferentes excursiones a pie por el Sur de Groenlandia. Partiendo desde Narsaq visitamos diferentes fiordos y glaciares hasta divisar el inlandsis, a bordo de 4 embarcaciones de remo cargadas con todo lo necesario para sobrevivir, navegado entre icebergs, acampando en tiendas de campaña, avistando animales, conociendo la cultura inuit y disfrutando de la magia de las auroras boreales. En resumen un viaje diferente, único y cargado de aventura.

 

¿Quién es quién?

 

                      Alex                    César                   Cristian                David

 

                                     Jordi                   Jorge                    Rosa

29 de Julio: Descubriendo el clima de Groenlandia

Después de barajar todas las opciones hemos decidido viajar a Barcelona en el coche de David y dejarlo en un parking cercano al aeropuerto, ya que es lo más barato y, a la vez, nos permite más flexibilidad de horarios. Así pues nos despedimos de nuestras familias y amigos (compañeros de antiguas aventuras) rumbo a la ciudad Condal.

De camino hacemos un repaso rápido de las cosas que llevamos para ver si nos hemos olvidado algo y… bingo!!! Cristian piensa que en Groenlandia hace el mismo tiempo que en Namibia, así que no lleva camisetas térmicas y apenas un polar fino sin cortavientos. Ya veremos cómo lo solucionamos.

Ya en el aeropuerto el hombrecillo que forra las mochilas nos quiere cobrar 9€ por un servicio que vale 6. Después de intercambiar unas palabras por fin entiende que el seguro voluntario de 3€ no es obligatorio.

30 de Julio: La Tierra Verde

Dormitamos en el avión hasta Reykjavik y pillamos un bus al centro, que sale con retraso porque una turista se ha olvidado el pasaporte en el avión (qué felicidad tiene la gente oiga), y de ahí un taxi a nuestro albergue. Después de unas cuantas vueltas nuestro taxista encuentra el alojamiento (menos mal que Reykjavik  es más pequeño que Logroño) y por fin podemos echarnos a dormir en condiciones (son las 6 a.m.). A las 9 nos levantamos como zombis a desayunar, que para eso está incluido en el precio, y nos volvemos a la cama hasta las 11. De camino al pequeño aeropuerto de Reykjavik paramos para comprar algo de ropa de abrigo para Cristian, pero como no tenemos mucho tiempo se acaba cogiendo un polar dos tallas más grande. Cogemos el avión por los pelos y volamos a Groenlandia, pudiendo ver desde el cielo las primeras montañas, icebergs y glaciares.

Después de una travesía tan larga (3h) a Cristian le apetece echarse un cigarrín nada más bajarse del avión, pero dos desconsiderados le cortan el momento de placer al grito de: KEROSENE!!! Ups, parece que justo detrás de Cristian había un camión cargadito de queroseno con la manguera colgando y todo.

Una vez recogidas las mochilas (1, 2, 3 y… 4 ufff) en el aeropuerto de Narsarsuaq, nos recibe Ricardo (dueño de Greenland Adventure) y nos presenta a nuestros compañeros de viaje: Jordi y Rosa y a nuestro guía: César, y nos da la buena nueva: en vez de ir a un bar a echar una caña y planear el viaje en kayak como estaba previsto tenemos que vaciar las mochilas, coger lo necesario para dos días y marcharnos a andar hasta el campamento del Valle de las Flores, vamos a hacer el viaje al revés.

Una vez listo el equipaje caminamos unas 2 horas y montamos las tiendas en el fondo del Valle, entre una cascada y un río que nace de un glaciar.

Salvo por la gran cantidad de mosquitos, la tarde se desarrolla apaciblemente charlando y con una enorme alegría por estar por fin en Groenlandia.

 

31 de Julio: Caminando sobre hielo

Iniciamos la mañana con una fuerte subida por el margen derecho de la cascada y bajo un sol sorprendentemente fuerte para lo que esperábamos de este país. El paisaje es muy parecido al que puede verse en pirineos: montañas escarpadas y lagos, salvo por la vista impresionante del Kiattuut, un glaciar enorme al que nos dirigimos.

Bajamos hasta tocar el hielo e incluso paseamos por encima del Kiattuut, con cierta precaución por la gran cantidad de grietas que hay pero disfrutando como enanos.

Ya de vuelta nos pegamos un baño en uno de muchos lagos que hay y disfrutamos en su orilla de una comida a base de embutido, paté y queso.

Regresamos a Narsarsuaq para coger el resto de nuestras pertenencias y un barco que nos lleva a Narsaq, el núcleo urbano más grande que vamos a ver aquí: 1700 habitantes.

Acampamos en una bahía llena de icebergs varados y bajo un frío intenso: esto sí que es Groenlandia!!!

 

1 de Agosto: Navegando sobre hielo

Recogemos el campamento y empezamos a preparar el equipaje que nos llevaremos a la travesía de 12 días en kayak. En este punto nos damos cuenta del poco sitio que queda para ropa después de meter tiendas, botas, saco, esterillas y comida, así que hacemos una selección de la selección de la primera selección y para adentro. Me parece que a estos gallumbos les voy a tener que dar más de una vuelta juy juy juy.

Compras de última hora en el súper (ojito a los precios, todo carísimo).

Después de comer, tenemos nuestra primera toma de contacto con los kayaks y el agua helada del mar. Navegar entre icebergs es una sensación indescriptible. Todo nos sorprende y nos fascina. Trozos de hielo enormes, con formas imposibles, que rompen cada dos por tres haciendo un ruido ensordecedor y provocando el giro de los icebergs hasta una nueva posición de equilibrio… una pasada.

Hacemos una breve parada en una isla donde suelen ir los balleneros a trocear las ballenas que cazan (en Groenlandia hay permisos especiales que permiten la caza de este animal en peligro de extinción hasta cupos muy reducidos y siempre para el consumo local).

Por la noche llegamos a la cabaña del “Piza”, un español muy amable y simpático que lleva viajando a Groenlandia desde hace 10 años y que se está construyendo una pequeña casa de madera en una isla cercana a Narsaq. Tras compartir la cena con él y charlar largamente de mil cosas nos vamos a dormir.

 

2 de Agosto: Hospitalidad inuit

Nos despedimos del “Piza” y navegamos hasta la cabaña de Ullaraq, un pescador/cazador groenlandés que vive completamente solo y alejado de cualquier pueblo o ciudad. La lástima es que no se encuentra allí cuando llegamos. Aun así, su cabaña se encuentra abierta y disponible para cualquier visitante y es que, aunque a los europeos nos resulte extraño, la hospitalidad de los inuits hace que acojan a cualquier extraño incluso cuando no están en casa.

Subimos a una montaña de unos 300 metros que hay detrás de la casa para observar las vistas de los fiordos y lagos que nos rodean, y ver a lo lejos por primera vez el inlandsis, el enorme continente de hielo que hay en el interior de Groenlandia (1.700.000 km cuadrados) y que sale al mar en forma de glaciares.

Aprovechamos una manguera que sale de un río para hacer el primero de los escasos “lavados corporales” del viaje. Eso sí, sin jabón que luego atraemos a los mosquitos (¿quién ha dicho cochinos?).

 

3 de Agosto: De exploración

Tras un porteo por tierra de unos 500 metros con nuestros kayaks cargaditos (así evitamos rodear navegando toda la isla), y ya que vamos bien de tiempo sobre lo previsto, decidimos ir a explorar unos fiordos que no están incluidos en el plan de viaje.

Cruzamos el fiordo de Ikersuaq que, al tratarse de un fiordo grande y que desemboca directamente en el mar, tiene un fuerte oleaje que provoca un gran movimiento de los kayaks, un mayor esfuerzo al remar y algún que otro mareo. Más diversión jejeje.

Como llevamos mucho rato remando y no hay una playa donde parar, decidimos subir a pulso los kayaks a unas rocas en la orilla y detenernos allí a comer.

La tarde la pasamos explorando un fiordo pequeño en busca de agua dulce y un sitio medianamente llano donde montar las tiendas. Echamos las cañas al agua por primera vez y David pesca un pez (pez roca o pez piedra), lástima que tenga espinas venenosas en la cabeza y lo tengamos que devolver al mar. Otra vez será.

 

4 de Agosto: Los primeros animales

Trekking mañanero a un monte cercano para ver el fiordo que vamos a explorar hoy. De camino nos topamos con la inesperada, y algo lejana, visita de 2 caribús. Ya de vuelta hacia los kayaks nos detenemos a comer algunos arándanos que nos encontramos.

Salimos del fiordo donde hemos acampado y remontamos el anexo hasta que la marea comienza a bajar hasta el punto de dejarnos casi encallados, así que tenemos que dar media vuelta antes de llegar al final y salir del mismo.

Acampamos en una explanada con unas vistas espectaculares y cerca de una tumba vikinga (túmulo de piedras), en cuyo interior se pueden ver restos de huesos y calaveras humanas.

Día infructuoso en cuanto a pesca se refiere (Alex pilla un par de peces roca más que vuelven al agua como salieron de ella). El fuerte viento nos invita a acostarnos antes de lo habitual.

 

5 de Agosto: Gente a la vista!!!

Navegamos hacia el glaciar Qalerallit haciendo una parada antes para dar un paseo por un lago donde van a beber gran cantidad de caribús.

Después de comer atravesamos el fiordo y acampamos en una orilla muy cerca del glaciar, en un lugar que Greenland Adventure ha habilitado como campo base para cargar provisiones y donde coincidimos por primera vez en días con más gente, un grupo de turistas españoles algo “veteranos”.

El resto de la tarde la pasamos aseándonos un poco (hoy toca cambio de ropa interior), echando alguna partida a la pocha y deleitándonos con las impresionantes vistas del Qalerallit, que está justo enfrente nuestro.

 

6 de Agosto: El lamento de Lady Franklin

Hoy es un día diferente. Hoy no toca kayak sino excursión a pie hasta una montaña desde donde podemos ver el Qalerallit desde arriba y cómo se pierde en la inmensidad del inlandsis.

La gran cantidad de hielo que se desprende del frente del glaciar y el ruido que hace nos obliga a detenernos a mirar cada dos por tres.

Descendemos hasta tocar el Sermilik, un glaciar cercano lleno de cuevas y cavidades de color azul intenso. Una de las visitas destacadas del viaje.

Regresamos recogiendo piedras por el camino para el concurso de: “La roca más bonita del día”, aunque alguno debió entender: “La roca más grande del mundo”. Total, al final premio desierto por disparidad de opiniones.

Francesc, el guía del otro grupo nos reúne a todos para contarnos la sorprendente historia de John Franklin y su expedición para descubrir el paso del Noroeste. Si nunca la habéis oído os aconsejo que leáis sobre ella porque es muy interesante, aunque es mucho mejor que te la cuente un entendido en la materia. Como durante la charla vamos a compartir tienda con el otro grupo decidimos echarnos algo de desodorante para camuflar nuestro mal olor (mezcla resultante no apta para lugares cerrados poco ventilados).

Por la noche decidimos comenzar con un sistema de guardias que nos permita vigilar la aparición de auroras boreales. Aunque son raras en esta época es posible verlas, así que alentados por este hecho y que este año hay máximo de intensidad solar (lo que aumenta la posibilidad de que aparezcan fuera del periodo normal), nos dividimos por parejas en turnos de hora y media para cubrir las apenas 4 horas de noche que hay en Groenlandia durante el verano.

 

7 de Agosto: Aquí no hay peces

Recuperamos nuestros kayaks y cruzamos por delante del Qalerallit entre miles de trozos de hielo que se han desprendido del frente glaciar. Día tranquilo y con buen tiempo para navegar.

Montamos el campamento después del trayecto más largo en cuanto a distancia se refiere: 24 km. De nuevo día de pesca poco propicio, empezamos a sospechar que en Groenlandia no hay peces (o que somos unos pescadores nulos).

Paseíto vespertino para estirar las piernas y al saco temprano, que hoy toca de nuevo guardia.

 

8 de Agosto: Love is in the air y... la Aurora Boreal fugaz

Comenzamos el día con un trekking para despertarnos y quitarnos las legañas, caminando por un barranco lleno de piedras del tamaño de una casa, muchas de las cuales se mueven a nuestro paso. Alcanzamos una cota desde donde podemos ver el glaciar Naajaat.

Regresamos por otro camino más transitable hasta la playa donde están los kayaks y nos acercamos hasta casi tocar el frente del Naajaat. Este glaciar está muerto, lo que significa que ni avanza ni retrocede, por lo que es posible aproximarse navegando sin peligro.

Ya de vuelta hacia el fiordo Ikersuaq, una gaviota se encapricha de Cristian (no sabemos si se ha enamorado o lo confunde con su cría) y se lanza repetidas veces sobre él en vuelo rasante. El pobre Cristian se agacha como puede sobre el kayak mientras Alex se prepara para batear con el remo. A la quinta o sexta pasada la gaviota despechada se aburre y abandona el lugar sin nada que llevarse al nido.

Al llegar al sitio donde pensábamos acampar nos encontramos que hay un grupo de franceses que también viajan en kayak y que han llegado antes que nosotros, así que tenemos que buscar otra zona más alejada y plantar allí las tiendas.

Más por costumbre que por esperanza echamos las cañas nuevamente y… ¡oh! ¡¡Sorpresa!! ¡¡¡Dos bacalaos y una trucha caen en nuestra trampa!!! Jordi, Jorge y Rosa, en este orden,  consiguen las ansiadas presas que alegrarán nuestro plato de arroz esta noche.

Nos vamos al saco con los estómagos llenos hasta que, a las 3.30 a.m., alguien nos despierta al grito de: ¡Aurora! ¡Aurora! Son Cristian y Alex, no porque estén llamando a su prima del pueblo sino porque ¡¡han visto una aurora boreal!! Sin embargo esta es tan fugaz que apenas nos da tiempo de salir de las tiendas cuando ya ha desaparecido. Aun así esto nos da ánimos para seguir con las guardias, algún día habrá suerte.

 

9 de Agosto:

Los comentarios matutinos se centran en la aurora boreal que algunos afortunados han visto. Desmontamos el campamento y nos dirigimos a explorar otro fiordo que acaba en otro glaciar muerto.

Pese al fuerte oleaje provocado por la enorme cascada que sale del glaciar, nos aproximamos en kayak y desembarcamos en un embarcadero en bastante buen estado que no sabemos para qué se ha construido, ya que en la roca donde se haya no hay nada.

Tras una comida a base de embutido, queso, pate y ensaladilla de lata (comida oficial del viaje) y una breve siesta al sol y protegidos del viento por unas rocas, remamos en busca de un lugar para acampar.

Ya a las 19h, y con más cansancio del habitual por la larga jornada, encontramos una zona llana con restos de casas inuits que nos pueden servir de parapeto para cocinar (y algunos dormir en vivac). La pega es que no hay agua dulce, así que tenemos que derretir trozos de un iceberg cercano y cocinar con agua de mar para abastecernos.

Hoy no hay suerte con la pesca, aunque cumplidas nuestras pretensiones el día anterior tampoco insistimos mucho.

 

10 de Agosto: Al rico mejillón!! Espera... ¿a quién le gusta el mejillón?

Como ayer hicimos un buen trecho hoy nos encontramos muy cerca de la Isla de la Oreja (lugar donde queremos llegar hoy a dormir). Así que nos dirigimos navegando pegados a la costa en busca de unas ruinas vikingas que aparecen en el mapa, de las que no encontramos ni rastro.

Aun así César descubre una colonia enorme de mejillones pegados a una roca, así que nos remangamos y nos ponemos manos a la obra: ¡¡¡4 kg de mejillón fresco oiga!!! Llenamos 5 bolsas, curioso teniendo en cuenta que de los 7 sólo a Alex y David les gusta el mejillón. Creo que nos hemos emocionado y se nos ha ido de las manos, aunque los susodichos afirman que mejor, a más toca.

Más adelante sí que encontramos algunos restos de otras ruinas vikingas, que mira tú por dónde ni aparecen en el mapa (tendremos que llamar a la editorial para presentar una queja).

Llegamos a la Isla de la Oreja, denominada así por la forma que tiene (aunque debe ser vista desde el aire y puede que cruzando los ojos). La bahía donde se encuentra la cabaña a la que nos dirigimos se encuentra plagada de icebergs varados, lo que hace más entretenido y bonito el último tramo del día.

Por la tarde subimos a una montaña cercana, aunque con más apuros de los calculados debido a la fuerte pendiente y a la abundante vegetación. Sin embargo las vistas bien merecen la pena. Desde aquí se pueden observar los glaciares que hemos visitado días atrás y el inlandsis, y por el otro lado Narsaq, ciudad de la que partimos y a la que nos dirigiremos mañana para acabar con la travesía en kayak.

Al bajar decidimos buscar un camino alternativo más sencillo que el de la subida, pero la gran pendiente y de nuevo la vegetación hacen complicado elegir el trayecto porque no se ve mucho. David, que se había quedado en la cabaña echando la siesta, intenta dirigirnos desde abajo, pero la diferencia entre su derecha y nuestra derecha hacen que inventemos una nueva ruta entre numerosas risotadas por las continuas confusiones y el vano intento de David de recalcular una nueva vía.

Para cenar, unos empachados Alex y David (que se habían comido entre los dos 3 bolsas de mejillones) deciden dejar para otra ocasión los moluscos restantes.

 

11 de Agosto: Auroras Boreales

Salimos de la bahía bajo una intensa niebla y navegamos rumbo a Narsaq. A media mañana el cielo se despeja y sale el sol, lo que hace más apacible nuestro último trayecto en kayak. De camino vemos un par de focas que asoman la cabeza y se vuelven a sumergir cual submarinos.

A nuestra llegada recogemos todo el material, lavamos los kayaks y trajes impermeables y gozamos con la primera ducha en 13 días (¡¡y con agua caliente!!).

El albergue está genial, muy cuidado y limpio, y nos sirve para airear los sacos, hacer la colada, sentarnos por fin en un sofá y cenar en una mesa, ¡¡esto es vida!!

Por la noche visitamos a Antonio, un español que lleva 3 años viviendo en Groenlandia junto a su pareja groenlandesa, en una casa enorme y muy bonita en la parte alta de Narsaq. Nos recibe en su casa y nos ofrece un aperitivo típico del país, algún tipo de pescado seco y muy salado.

De ahí nos vamos todos a un bar a brindar por el viaje y por Groenlandia.

Esa noche nos aguardaba aun una gran sorpresa: la aparición de unas cuantas auroras boreales que nos dejan con la boca abierta y despiertos hasta las 3 a.m. Ya está completo el viaje.

 

12 de Agosto: Mezclándose con la población local

Tras una noche de trasnochada pero descansados por poder dormir por fin en una cama, recogemos todo nuestro equipaje y vamos al súper del pueblo a hacer la compra. Visitamos de nuevo a Antonio que nos lleva de visita a un museo de minerales, que contiene numerosas rocas encontradas en la zona y que sólo existen aquí, como la tugtupita, de color rosa y luminiscente bajo luz ultravioleta. Y es que las condiciones ambientales tan particulares de Groenlandia hacen de este país uno de los más ricos del mundo en cuanto a recursos, la mayoría aun sin explotar.

Paseamos hasta el puerto donde nos espera un barco para llevarnos a Qassiarsuq, pequeño pueblo cercano a Narsarsq donde está Brattahlíð, el primer asentamiento vikingo en Groenlandia. Hasta aquí llegó Erik el Rojo tras su exilio de Islandia, y llegó a contar con una población de unos 3.000 habitantes. Aquí se conservan sendas reconstrucciones de la casa de Erik y la primera iglesia cristiana del país, construida por su mujer.

Viajamos a Narsarsuaq donde preparamos la última cena del viaje a base de carne de caribú, ballena y buey, todas ellas obtenidas en el mercado de Narsaq, y por la noche disfrutamos de algunas auroras boreales más. Una gran despedida.

Durante su guardia, Alex y Cristian deciden acercarse al bar del pueblo para tomarse una cerveza y no dormirse mientras vigilan el cielo. Una vez han pedido se sientan en una mesa, sin sospechar que su presencia empieza a levantar pasiones entre la población femenina local. Dos mujeres se sientan en la mesa de al lado y comienzan a hacerles señales con la mano, e incluso se atreven con un: Hello!! Los dos intrépidos, asustados por las leyendas del ímpetu inuit (nos habían contado que hace poco una mujer inuit se había acercado a un extranjero en un bar y,  sin mediar palabra, le había cogido por sus partes nobles), salieron corriendo del bar con las cervezas casi sin empezar.

 

13 de Agosto: Tristes despedidas

Mañana de paseo por Narsarsuaq para ultimar las compras turísticas: postales y algún recuerdo. Nos despedimos de César y volamos a Reykjavik.

Allí nos espera nuestro conductor que nos lleva hasta el hostal donde vamos a pasar la noche. Como éste es diferente al de Jordi y Rosa y mañana ellos ya se van a España, nos despedimos con mucha tristeza hasta una nueva aventura.

Por la noche vamos a echar una partidita a la pocha en la cocina, pero hay dos alemanas ocupando la mesa, así que decidimos salir a la terraza donde hay también una mesa. Las alemanas nos dicen que no van a tardar mucho y que fuera hace mucho frío, a lo que contestamos que somos chicarrones del norte y que venimos de Groenlandia, que este tiempo a nosotros nos parece hasta cálido. Pero cuando salimos fuera nos damos cuenta del viento polar de Islandia, pero claro, ya es demasiado tarde para meternos dentro como cobardes, así que iniciamos la partida casi tiritando y mirando cada dos por tres por la ventana a ver si las alemanas se han ido. En cuanto se van nos metemos a la cocina cagando leches, pero habiendo salvado el honor español jajaja.

 

14 de Agosto: Día intenso por Islandia

Recogemos el coche de alquiler en Reykjavik y nos vamos al Parque Nacional de Thingvellir, donde hemos quedado con una empresa de multiaventura para hacer buceo por Silfra, grieta que forma parte de la frontera entre las placas Norteamericana y Euroasiática, y que ofrece una visibilidad increíble de hasta 35 metros gracias a sus aguas procedentes de varios glaciares cercanos. Tras más de una hora para ponernos el traje y demás accesorios nos sumergimos en las gélidas aguas de Silfra, contemplando la enorme profundidad de la grieta y el contraste entre el azul intenso del agua y el verde fosforito de las plantas, en pocas palabras: una pasada.

Regresamos al coche y visitamos Haukadalur, valle perteneciente al Círculo Dorado (una de las rutas más conocidas de Islandia) donde se encuentra una zona termal llena de géiseres. Entre los más famosos está Geysir, el géiser más grande del mundo (ha alcanzado los 122 m de altura), aunque desde principios del siglo XX dejó de manar agua debido a las piedras y objetos arrojados por los turistas. Actualmente la mayor atracción turística es el Strokkur, otro géiser que arroja aguas cada cinco minutos y que pueden llegar a los veinte metros de altura.

De ahí visitamos Gullfoss, una catarata con dos saltos de 11 y 21 metros respectivamente.

Allí coincidimos con la imitadora de Shakira del factor X colombiano:

Después de comer vamos al Blue Lagoon, una laguna termal de formación volcánica rica en minerales como sílice y azufre que es famosa por sus beneficios para la salud. Allí descansamos y recuperamos fuerzas después del viaje, y nos despedimos de nuestras últimas horas en Islandia. Hora de hacer balance y rememorar batallas de los últimos 16 días.

 

15 de Agosto: Fin

De madrugada cogemos el avión rumbo a España vía Berlín. Recogemos el coche en Barcelona y llegamos a Logroño con mucho tráfico de autobuses que viajan a Madrid a la JMJ.

Después de tantos días en Groenlandia, navegando en kayak entre icebergs, rodeados de glaciares y sin apenas ver gente, se nos hace extraño el calor y el ruido de España.

¡¡Gran viaje y muy recomendable!!

 

FIN

 

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NINGUNO

VACUNAS

NINGUNA