Alsacia y Lorena 2017

Viaje de 9 días realizado en Septiembre y Octubre de 2017. 3 personas. 

Desde Lyon entramos a Alsacia por el sur para establecer nuestra base en Colmar. Desde ahí, y durante 4 días, recorremos pequeños pueblos que parecen sacados de un cuento, el impresionante castillo de Haut-Konersbourg y los bosques y montañas del Parque Nacional de Los Vosgos, antes de dirigirnos a la espectacular capital de la provincia, Estrasburgo. Entramos en Lorena, otra histórica región francesa que ahora forma con Alsacia el Gran Este. Nancy, con sus plazas y edificios neoclásicos, y Reims, con su espectacular Catedral, ponen punto final a nuestro viaje.

28 de septiembre. Rumbo a Alsacia

Tras unos días en Lyon ponemos rumbo a Alsacia. De camino haremos una parada estratégica para comer y estirar las piernas en Beaune. Esta pequeña ciudad de Borgoña es conocida por su Hospicio, un precioso edificio del s.XV muy bien conservado. Lo que más nos llama la atención es su tejado, cubierto de unas coloridas tejas con formas geométricas, y el patio central, que tiene una portalada empleada para que los enfermos pudiesen pasear los días lluviosos.

En su interior se pueden visitar las diferentes salas, como el Salón de los Pobres, donde se exponen varias camas y que contiene una pequeña capilla. La cocina, la farmacia y otras estancias completan un museo muy recomendable.

Continuamos la marcha hasta Colmar, ciudad donde vamos a establecer nuestra base en el sur de Alsacia, y donde llegamos ya de noche.

29 de septiembre. En un cuento

Hoy dedicamos la mañana para recorrer Colmar y su centro histórico. Desde nuestro apartamento situado justo al lado del Ayuntamiento nos acercamos a la Maison des Têtes, que actualmente es un hotel, para admirar su fachada. Desde allí, continuamos por la Rue des Serruriers entre preciosas casas con el aire característico de Alsacia, con tejados triangulares y coloridas fachadas con vigas vistas y contraventanas de madera.

Así llegamos a la Catedral, que visitamos por fuera. Continuamos nuestro paseo hacia la Rue des Marchands, otra preciosa calle llena de tiendecitas que desemboca en la antigua Aduana. Cruzamos por debajo del edificio para salir a una pequeña plaza circular con una fuente en el centro. Rodeada de casas llenas de flores y  atravesada por un estrecho canal, la plaza es una maravilla.

Seguimos la Grand Rue y la Rue des Écoles hasta llegar a la denominada Petit Venice, una colorida hilera de casas asomadas a un canal por el que circulan botes de madera cual góndolas (eso sí, a motor).

Cruzamos el puente y paseamos junto al canal hasta el siguiente puente, ya en Rue Turenne, desde donde hay unas bonitas vistas.

Desde aquí volvemos a coger la Grand Rue para regresar hacia el centro. Tras comer, cogemos el coche para dirigirnos a Eguisheim, a tan solo 7km. Este pequeño pueblo medieval, ordenado en forma de círculos concéntricos, parece sacado de un cuento de los hermanos Grimm.

Dejamos el coche en el parking, ya que el pueblo es peatonal, y seguimos la visita de acuerdo a un recorrido propuesto por la oficina de turismo, que nos lleva por la calle más exterior (Rue du Rempart) dándo la vuelta en sentido horario.

Nos detenemos mil veces a disfrutar de la tranquilidad y la atmósfera del que probablemente sea uno de los pueblos más bonitos de Alsacia.

Tras rodear todo el pueblo acabamos en la plaza del castillo. También entramos en la pequeña capilla dedicada a San León IX, antes de callejear un poco por las plazas centrales.

A media tarde llegamos a Turckheim. Recorremos el centro, que son las calles situadas entre las 3 antiguas puertas de la ciudad. Atravesamos la Porte du France para acceder a la Place Turenne, y nos dirigimos hacia la Porte du Brand y la Porte de Munster. Regresamos al inicio del recorrido por la Grand Rue, siempre rodeados de las típicas casas alsacianas.

Regresamos a Colmar y, ya de noche, salimos a dar un paseo por el centro histórico para descubrir una nueva perspectiva de la ciudad que visitamos ayer de día. Las luces y la tranquilidad de andar sin rumbo y sin gente, hace que el paseo resulte muy agradable.

30 de septiembre. Pequeños encantos

Hoy continuamos con la visita a varios pueblos situados en los alrededores de Colmar y muy cerca unos de otros. Nuestra primera parada es Kaysersberg, una pequeña localidad rodeada de viñedos y situada bajo las ruinas de un castillo. Desde el Ayuntamiento, visitamos la Iglesia de la Santa Cruz y la preciosa plaza situada justo delante de la puerta principal.

Cada calle de este pueblo es una maravilla, las casas perfectamente conservadas llenas de flores nos transportan a un lugar de cuento, que llega a su máxima expresión en el puente Fortifie. En este rincón, justo en una  ladera llena de árboles y atravesado por el río Weiss, bien merece la pena sentarse y dejar que la vista disfrute.

Antes de atravesar el puente nos asomamos a la Rue des Forgerons. Ya en el otro lado del río el pueblo no es tan bonito, así que decidimos volver al Ayuntamiento e iniciar desde allí la ascensión al castillo, desde donde se tienen unas buenas vistas el pueblo y su entorno.

El siguiente pueblo que visitamos es Riquewihr, pero lo primero que hacemos es buscar un sitio para comer. Aprovechamos a pedir alguna de las delicias locales, muy influenciadas por la gastronomía alemana, y es que la frontera germana está menos de 30km. Tras cargar pilas, paseamos por la calle principal de Riquewihr, donde están los principales edificios y casas mejor conservadas, hasta llegar a la Torre del Reloj. 

Atravesando la torre se puede ver el sistema defensivo de la antigua muralla, formada por la propia torre, que hace las veces de puerta, y las casas, construidas sobre un muro de piedra. Antes de marcharnos, probamos los pretzels, típico postre en forma de lazo.
 

Cogemos una estrecha carretera rodeada de viñedos que nos hace parar vacias veces a sacar fotos, antes de llegar al pequeño pueblo de Hunawihr, donde visitamos la iglesia y callejeamos un poco antes de siguir hacia Ribeauvillé. Siguiendo la Grand Rue, paseamos entre casas muy bien conservadas con esa arquitectura tan característica que nos viene acompañando en estos últimos dos días. Desde la oficina de tursimo hasta la Plaza de la República damos un agradable y tranquilo paseo, ya que es última hora de la tarde y todo está muy tranquilo.

Regresamos a Colmar.

1 de octubre. Naturaleza

Hoy vamos a pasar el día en el Parque Nacional de Los Vosgos. Así, nos acercamos a Munster, donde hay un centro de información para pedir recomendaciones para hacer en un día y con una niña pequeña. Sin duda es una zona para explorar a pie, con numerosas rutas que surcan bosques, lagos y suben a cimas desde donde seguro se tienen unas vistas espectaculares. En nuestro caso estamos algo limitados, así que decidimos acercarnos en coche al Lago de Forlet.

Tras conducir por una estrecha carretera, que pronto se convierte en pista de tierra y, más tarde, en camino, llegamos a este precioso lago rodeado de pinos y a los pies de una montaña rocosa.

Desde aquí nos dirigimos al Col de la Schlucht, un paso de montaña desde el que nos han dicho que hay buenas vistas del valle, pero el día está bastante nublado y apenas se ve nada. En este lugar también hay un telesilla, pero tal y como está el día pensamos que es mejor no pagar la subida para no ver nada por la niebla. Decidimos comer por hacer tiempo a ver si despeja, pero como no sucede nos marchamos al Col du Petit Ballon.

Aquí hay un aparcamiento donde dejamos el coche y comenzamos a pie la ascensión, de apenas 1km y poco más de 100m de desnivel, al Petit Ballon (1272m). Las vistas de los alrededores son espectaculares. 

 

Regresamos al coche por otro camino. Justo a la izquierda del montón de piedras que marca el punto más alto del Petit Ballon, cruzando una valla, seguimos un estrecho camino que, atravesando un precioso bosque, nos devuelve al Col du Petit Ballon. Regresamos a Colmar.

2 de octubre. Hacia el norte

Abandonamos nuestra base en Colmar en dirección norte. Hoy visitamos Haut-Koenigsbourg, un impresionante castillo del s.XII situado en la cima de un monte, que está en un estado perfecto de conservación. Las enormes murallas y torres de color rojizo nos dan la bienvenida al castillo, a donde accedemos tras pasar varios puentes levadizos.

Recorremos las numerosas estancias, patios interiores, armería, salones... hasta llegar a lo alto de una de las torres, desde donde tenemos unas vistas fantásticas de la llanura de Alsacia.

Continuamos nuestro viaje hasta Obernai, ya muy cerca de Estrasburgo, que será el último de los pequeños pueblos que vamos a visitar. Aparcamos en la plaza André Neher, justo al lado de las antiguas murallas y puerta de la ciudad. Desde aquí callejeamos hacia la plaza del Mercado, donde se celebra un mercado semanal desde 1301. En esta plaza podemos ver varios edificios medievales como el Halle au ble, el Ayuntamiento o el campanario de la capilla de la Virgen.

A continuación callejeamos siguiendo el recorrido propuesto por la oficina de turismo, que nos permite descubrir pequeñas casas y plazas medievales, la iglesia Saints Pierre et Paul y un precioso pozo renacentista.

Llegamos a última hora de la tarde a Estrasburgo.

3 de octubre. La ciudad de los mil rincones

Comenzamos el día con la visita de la espectacular Catedral, Patrimonio de la Humanidad y monumento icónico de Estrasburgo.

Tras maravillarnos con la portada principal, entramos a visitar el interior, que no deja indiferente a nadie por su altura y preciosas vidrieras, así como los frescos del altar mayor.

Pero si hay algo que merece la pena visitar en el interior de la Catedral es el Reloj astronómico, del s.XVI. Nosotros cogemos la visita que hay todos los días a las 12.30h, para ver a las figuras de los 12 apóstoles desfilando frente a Jesús.

Desde aquí nos dirigimos hacia el río, caminando hasta llegar a la Petit France, un encantador rincón de casas con la arquitectura típica de Alsacia, asomadas al río y con los balcones llenos de flores. Una maravilla.

Cruzamos a las islas que hay en medio del río por el Pont du faisan, uno de los puentes de madera giratorios, que casualmente vemos en marcha. Paseamos pegados al canal hasta Pont Couverts, un puente de piedra medieval con tres torreones, del que se tienen unas vistas muy bonitas desde la terraza panorámica de Barrage Vauban.

Volvemos a cruzar el río para pasear por la Grand Rue, una larguísima calle peatonal llena de tiendecitas y cafeterías, que nos lleva de vuelta hasta la Catedral.

Tras un último vistazo al impresionante edificio, cogemos el coche para dirigirnos al barrio Europeo, donde se encuentran entre otras cosas, el Consejo Europeo. Abandonamos Estrasburgo para dirigirnos a Nancy.

4 de octubre. Nancy

Pasamos la mañana recorriendo esta ciudad de Lorena con un aire mezcla entre el barroco y el art-noveu. Comenzamos la visita con la Catedral de la Anunciación y la Plaza de la Alianza, antes de acercarnos a la plaza Stanislas, que es Patrimonio de la Humanidad junto con la Plaza de la Carriere y la ya citada Plaza de la Alianza. De las tres, la plaza Stanislas es, sin duda, el centro de Nancy y también el monumento más visitado de la ciudad. Rodeada de varios edificios históricos, como el Ayuntamiento, el Museo de Bellas Artes, el Hotel de la Reina o la Ópera, es sin duda una maravilla arquitectónica. Las rejas negras y doradas y las fuentes completan el conjunto de la que dicen que es una de las plazas más bonitas de Europa, de lo que damos fe.

La pena es que el día está bastante lluvioso, así que durante varios momentos del paseo tenemos que resguardarnos. Atravesamos el Arco del Triunfo para acceder a la Plaza de la Carriere.

 Justo a su lado intentamos acceder la la iglesia de San Evre, aunque está cerrada, así que nos acercamos a ver la fachada del Palacio Ducal, actualmente un museo. Callejeamos hasta llegar a la Puerta de la Craffe, puerta medieval de acceso a la antigua ciudad, y que impresiona por el enorme grosor de sus muros.

Comemos antes de coger el coche rumbo a Reims, donde llegamos a media tarde. Tras dejar atrás la lluvia de Nancy, en Reims nos encontramos con una atmósfera bien distinta: sol y mucho ambiente, que nos animan a dar un agradable paseo por el centro. Pasamos por la Ópera y el Palacio de Justicia, antes de sentarnos en un jardín a contemplar la espectacular fachada de la Catedral de Notre Dame. Aquí nos quedamos un buen rato absortos por la belleza de la Catedral, viendo cómo la puesta de sol cambia el color de sus muros.

Ya de regreso al apartamento pasamos por la Place Drouet d'Erlon, una calle peatonal con muchísimas terrazas, restaurantes y bares con un ambiente genial.

5 de octubre. Reims

La primera hora de la mañana es para la Catedral, que ayer no pudimos visitar por dentro. Las espigadas columnas y los altísimos techos nos dejan con la boca abierta, pero desde luego lo más bonito de la Catedral es el espectacular rosetón sobre el pórtico mayor.

Andamos un poco para visitar la Plaza Real y la plaza del Ayuntamiento.

Cogemos el coche para acercarnos a la Basílica de Saint Remí, algo alejada del centro. Esta abadía es también una maravilla, y pronto comprobamos por qué, al igual que la Catedral, es Patrimonio de la Humanidad.

Después de comer nos desplazamos a París, donde mañana cogeremos nuestro vuelo de regreso a España

6 de octubre. De vuelta

Regresamos a Bilbao desde París, encantados por todo lo que hemos visto en estas dos regiones del nordeste de Francia, con ciudades espectaculares, pueblos sacados de un cuento, castillos y frondosos bosques. 

Hemos oido que Alsacia es digna de ver también en Diciembre, donde en cada pueblo hay un mercado navideño y el ambiente es mágico. Probablemente visitarlo en esta época del año nos ha permitido verlo con menos turistas y disfrutar más de cada rincón, pero apuntamos la recomendación para volver en Navidad.